En noviembre de 1991 publiqué Estruch, una novela de vampiros sobre una leyenda del siglo XII transcurrida en el Ampurdán. Una leyenda "olvidada" por la Generalitat catalana. En aquellos años el condado de Ampurias pertenecía a la Marca Hispánica, a la Corona de Aragón. Una época de juglares y romanticismo.

La novela obtuvo un sonado éxito pero el problema de siempre, la distribuidora no me liquidó los beneficios y no pude reinvertir en nuevos proyectos. El drama eterno del mundo literario español.

Estruch o Estruc era un macroproyecto sobre las andanzas de este reviviente en tierras ampurdanesas. En aquella época no existían ni España ni Cataluña, sí la Corona de Aragón. Tengo el proyecto de reeditar la novela ampliada y corregida. En aquella época empecé una novela, aún inédita, titulada La leyenda de Estruch en donde concluía la acción de la primera entrega. Voy a fundirlas en una y adaptarlas más a la realidad. Los libros de historia editadas por la Generalitat contienen muchas falsedades motivadas por un proyecto político que necesita su justificación. Pero aquí dejamos de lado dichas pretensiones que no me corresponden juzgarlas. Está claro que la Generalitat jamás me ayudará y yo no lo deseo de ningún modo.

A mí me interesa la calidad de mi trabajo y ser fiel a mis raíces. Yo sólo pide lo que es justo. He ganado un dinero legalmente y no deseo que me lo roben por sistema sin recibir ningún apoyo de la justicia española y sus extravagantes sentencias jurídicas. España fue en el pasado un fuerte Imperio, la lengua española es la más hablada en el mundo después del chino mal les pese a los catalanistas y es indigno de su prestigio el continuo maltrato a los escritores españoles que estamos padeciendo.

Muchas carreras se hunden no por rechazo de los lectores sino porque unos parásitos se adueñan de unos beneficios que no les corresponden y los tribunales son sus cómplices.

 

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